El impuesto sobre la renta (ISR) es un impuesto que se aplica a los ingresos adquiridos, con excepción de las herencias y las donaciones. Se trata de un impuesto directo, pues grava directamente las fuentes de riqueza. Los indirectos son los que gravan el consumo (como el IVA y el IEPS). El ISR se aplica tanto a personas físicas como a personas morales y no sólo a quienes residen en México, pues el artículo 1 de la Ley del Impuesto sobre la Renta estipula que:
1) Quienes residan en México deberán pagar ISR sin importar “la ubicación de la fuente de riqueza de donde procedan”.
2) Residentes en el extranjero, si perciben ingresos por un establecimiento permanente en México, deberán pagar ISR sobre esos ingresos.
3) Residentes en el extranjero que perciban ingresos de fuentes de riqueza en México, aunque no tengan establecimientos permanentes.
A todos los ingresos se les pueden restar las deducciones aprobadas por ley, tales como inversiones, gastos y compra de materia prima. Sobre la cantidad restante es que se deberá calcular el ISR. Si bien el pago del ISR es anual, se deben realizar pagos mensuales provisionales.
¿Cómo nació el ISR?
Los tipos de ingresos por los que se debe pagar ISR son:
1) Salarios percibidos por servicio subordinado
2) Actividades profesionales
3) Arrendamiento o uso de bienes inmuebles
4) Intereses obtenidos
5) Premios obtenidos
6) Dividendos y ganancias repartidas por personas morales
7) Enajenación de bienes
Es decir, para casi todo. A diferencia del impuesto al valor agregado (IVA), la tasa del ISR no es estándar, puede variar del 1.9 por ciento al 30 por ciento. A este impuesto se refiere aquella frase de “implacable como los impuestos”.
Fuente El Contribuyente